Precisamente, razonar, pensar y asumir el cambio social, es una necesidad sentida desde la academia como ente regulador social, y esta orientada a desafiar la pobreza generalizada, que como se conoce, es también consecuencia de la exclusión educativa, mediada por intereses particulares en muchas ocasiones, que relega la formación de niñas y niños, como adultos del futuro, a un segundo plano dentro de las políticas estatales, para solventar la calidad educativa en la contribución de un nuevo país y de un nuevo ciudadano.
Como se ve y como lo reitera uno de los estudios realizados por la Universidad Nacional de Colombia en el documento denominado “Colombia un país por construir” son muchos los subsistemas desde los cuales se han generado las múltiples patologías sociales que nos aquejan pero desde los cuales también es necesario intervenir.
• El subsistema de conocimiento, como la ausencia de una educación incluyente y que es privilegiada para algunos pocos, atraso tecnológico y descomposición social en todos los ámbitos de la sociedad.
• El subsistema natural, caracterizado por la cantidad de recursos naturales y la explotación de ellos para el beneficio de unos pocos y el deterioro de los mismos.
• El subsistema económico, como la concentración de la riqueza en una pequeña parte de la población.
• El subsistema social, es quizás el más importante y en el que se concentran todos las patologías y subsistemas mencionados.
• El subsistema político, caracterizado por la búsqueda desenfrenada del poder y su apego al mismo, olvidando la importancia de la democracia.
Frente a todos estos inconvenientes debe surgir la pregunta ¿Cuál es la responsabilidad propia como estudiantes, como académicos , como administrativos? Cuál es el papel de la universidad en conjunto frente a su aporte para la solución de las patologías, necesidades mencionadas, muchas de las cuales remiten a dicha educación excluyente?
La propuesta ideológica del PAPS, que transversaliza los currículos de los Programas Académicos de la UNAD, se constituye en la respuesta que se teje como "puente" entre academia y sociedad, gracias al espíritu inspirador del Doctor Miguel Ramón, que nos invita, a reconfigurar el concepto de solidaridad, para pensar en una nueva sociedad producto de las convicciones propias en el ejercicio de la ciudadanía del estudiante, funcionario y tutor Unadista, que en últimas, contribuya en la aplicación de los principios y fines Unadistas, para la comprensión en la práctica cotidiana, lugar donde el egresado Unadista, es quien aun, de un modo más cercano, resulta corresponsable en la transformación de una cotidianeidad excluyente, acompañado del cuerpo administrativo, docentes y tutores, quienes asumen la responsabilidad y atienden la solidaridad, como principio inspirador, desde su quehacer institucional para lograr los cambios que requiere la Universidad, la familia, la sociedad y Colombia.
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